8 de abril de 2015

Preguntas impertinentes

     Todos sabemos cuáles son y seguro que algunas hemos sufrido. Las más conocidas son, por ejemplo, si vas a una boda sin pareja "¿y para cuándo un novio?". Si vas con pareja la cosa no mejora, si no que se sustituye por la de "y la vuestra ¿para cuándo?" Una vez que has pasado por la vicaría todos sabemos lo que viene "los niños pronto ¿no?". Casados o no, una vez que se tiene el primer hijo la siguiente pregunta es la misma, y si te descuidas no te dejan ni que pases la cuarentena "¿y cuándo os animáis a por la parejita". Quizás, si la parejita llega, estas parejas dejen de recibir preguntas, pero para los que tenemos dos del mismo sexo es "ahora a por la niña ¿no?"
     Pero bueno, nosotros somos adultos y, salvo casos especiales, sabemos ignorar estas preguntas, dándoles la importancia que realmente tienen (o sea, ninguna) y respondemos lo más diplomáticamente que podemos.
     Aunque la cosa cambia si hablamos de niños, porque ellos no saben todavía de diplomacia, ni saben controlar muy bien los sentimientos y, sobretodo, no saben que hay gente con muy mala leche, o mucho tiempo libre, o poco conocimiento, y se toman estas preguntas demasiado en serio.
     En este caso estoy hablando de las preguntas al "hermano mayor". Sabéis que hace poco me he convertido en bimadre. Yo ya suponía que Peque no lo iba a llevar demasiado bien, porque ha estado casi 3 años siendo hijo único y en mi familia, además, nieto único y sobrino único. Total, que lo de que le quitasen el protagonismo lo iba a notar y bastante, y así ha sido.
     El tema de los celos merece un post aparte, indicar simplemente que en casa hacemos lo posible para que no lo note tanto. Siguen todos pendientes de él y procuran no hacerle muchas fiestas al Hermanito si Peque está delante, yo, en cuanto puedo, dejo al chico con otra persona y me dedico a él, etc.
     Pero claro, sales a la calle, o llegan visitas a casa y las preguntas son ¿y el hermanito? ¿le quieres mucho? ¿le vas a cuidar? ¿es bueno? ....
     Pues mire no, señora (porque suelen ser señoras las que hacen este tipo de preguntas, la verdad), no es bueno, porque hasta hace nada estaba yo solo y me iba la cosa de maravilla, y desde que ha llegado sólo come, llora y ensucia pañales y no me deja jugar con mi madre como hacía antes.
     Y no le voy a cuidar, más que nada porque sigo necesitando que me cuiden a mí, porque todavía sigo siendo pequeño.
     De momento creo que no le quiero, o sí, o yo qué sé. No hace nada, no habla, no juega, no anda, no me mira, está todo el día colgado de mi madre. Es simpático y huele muy bien, pero la verdad, no sé si le quiero o no.
     Seguro que si los niños respondiesen así, este tipo de preguntas impertinentes se acabarían.

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