Mostrando entradas con la etiqueta miedos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta miedos. Mostrar todas las entradas

4 de julio de 2014

HIDROCELE


Según wikipedia, esta palabra tan fea, “es la acumulación patológica de líquido seroso en el interior de una cavidad en el cuerpo humano” “cuando aparecen en recién nacidos se debe a una comunicación en la bolsa escrotal con el interior del abdomen”.
Así que eso es lo que tiene Peque, y por eso va a pasar por quirófano el próximo lunes. Como soy muy miedosa y nada morbosa, no he mirado nada más en internet, ni en qué consiste la operación, ni las consecuencias, vamos absolutamente nada. Ya es bastante el “miedito” que tengo en el cuerpo como para ver cosas “chungas” que no tengo por qué.
En teoría es una cirugía ambulatoria de mínima invasión. Gracias a vivir en una de las comunidades más pobres de España y a los numerosos recortes en Sanidad y a algunas cosas más, a pesar de vivir en la capital de Extremadura, tenemos que trasladarnos a Badajoz. Allí tendremos que estar a las 7:30 de la mañana (por lo que tendremos que salir de aquí a las 6:30 de la madrugada), en el Hospital Materno Infantil (que por cierto, gracias a esos mismos recortes da miedo verlo porque parece sacado de la post-guerra; menos mal que el personal es muy competente, pero la verdad es que las instalaciones echan para atrás). Si todo va bien y Peque no vomita ni le sube la fiebre, por la tarde nos mandan para casa.
Es algo bastante habitual en bebés, de hecho conozco a varias madres que han pasado por lo mismo y todas dicen que los niños salieron estupendamente y que la recuperación es muy buena, tan solo hay que tener cuidado de que durante unos días no haga movimientos bruscos ni se dé golpes en la zona.
Pero yo sigo algo intranquila. No me preocupa tanto la operación en sí cómo lo mal que lo pueda pasar cuando se vea sólo en el quirófano. He preguntado si podemos entrar algún familiar con él hasta que se duerma, pero nos han dicho que sólo dejan pasar a uno al pasillo antes del quirófano, pero allí no puede entrar nadie.
Peque lleva muy mal lo de las separaciones y las situaciones que no controla, así que me aterra imaginarme cómo lo va a pasar cuando entre tumbado en la camilla en esa sala llena de gente que no conoce con la cara tapada por las mascarillas.
A lo mejor me sorprende y no lo lleva tan mal como yo pienso, porque la verdad es que es un valiente, como ya me demostró, con apenas 5 meses, cuando confundieron el hidrocele con una hernia inguinal y estuvimos más de 7 horas en urgencias, sin que pudiese comer nada por si tenían que operarle de urgencia. No se quejó ni una sola vez, ni una lágrima soltó. Como tampoco lloró hace unos días, cuando le hicieron su primera analítica de sangre para el preoperatorio, y eso que le sacaron 5 ó 6 botes.


Peque tras su primera analítica.


Estoy deseando que llegue el martes, que estemos los tres (bueno, los cuatro), en casa y que todo esto se convierta en sólo un recuerdo. Hasta ese momento me quedan por delante muchas horas de nervios y preocupación que espero no se me pasen demasiado lentas.